Opinión: Normalicemos el respeto

Nadie puede poner en duda que generaciones enteras han estado bajo el influjo de una socialización machista. No hay más que recordar lo que se le decía a nuestras madres tan solo unas décadas atrás: «¿Te ha sido infiel? Los hombres son así, hijita, buscan afuera lo que no encuentran en casa. ¿Te quieres divorciar? El matrimonio es sagrado, ¿vas a dejar a tus hijos sin un padre? ¿Te maltrata? Él ya te ha dicho que va a cambiar… Hay que perdonar, hijita, como Dios manda». Recordemos que hasta 1975, el Código Civil español hablaba de la obediencia que la mujer debía al marido. Y, en Italia, no fue hasta 1981 en que se eliminó la ley que otorgaba sentencias más indulgentes a los hombres que asesinaban a sus esposas si estas habían sido infieles.

Yo resumiría la esencia de esta socialización en lo siguiente: «El hombre, que es superior, manda y folla; la mujer es madre y no folla.  El hombre que no folla es maricón y la mujer que folla es puta». Esta socialización tóxica recae tanto en hombres como en mujeres y es la raíz del problema de la desigualdad entre el hombre y la mujer.

Por más avances que se han hecho, esta socialización machista perdura en los segmentos más conservadores de la sociedad e incluso influye en los niveles políticos más altos. En pleno siglo XXI, la agenda feminista en los EE. UU. ha sufrido un retroceso alarmante porque la Corte Suprema ha sido dominada por jueces conservadores.

La razón por la que esta socialización tóxica perdura es porque los prejuicios son asimilados en la infancia a través de un proceso de interiorización. El machismo es heredado de padres y de madres y es reforzado por círculos sociales conservadores. (1)

Es un tema que nos concierne a todos porque tiene graves repercusiones en la sociedad, no solo en el bienestar de la mujer y el de la pareja, pero en el ámbito laboral, en la comunidad y en la forma de gobierno.

Es por eso que debemos seguir defendiendo la igualdad entre el hombre y la mujer a través del trabajo democrático, las leyes, la educación y las investigaciones científicas (2). ¿Qué podemos hacer los que hemos roto con este condicionamiento retrógrado ante la vista de actitudes machistas? Repudiarlas, aunque se escandalicen los que piensen diferente. El repudio social, que es respetuoso, informado y proporcionado, actúa como una socialización paralela.

El incidente en el Colegio Mayor Elías Ahúja en que los muchachos de esa institución gritan insultos a las estudiantes del colegio de enfrente, no es aceptable. Las palabras son machistas y la actitud es agresiva (3). Las palabras no dejan de ser machistas porque algunas de las estudiantes dicen que no se sienten ofendidas o que es una tradición. En todo caso, es una tradición machista.

Estos rituales y otras novatadas agresivas vienen ocurriendo por años a la vista gorda de las autoridades de estos colegios. Esto también evidencia la influencia del entorno. Es muy fácil normalizar ciertos comportamientos si son permitidos desde arriba y se institucionalizan en la forma de «tradiciones». Me pregunto cuántos de estos muchachos y muchachas no están conformes con los rituales, pero ceden ante la presión de grupo.

Nadie pretende que se uniformicen las maneras de ser y de pensar y menos a la fuerza como en un estado totalitario, pero el machismo como el racismo, el antisemitismo y la homofobia no constituyen simples «maneras de pensar», son actitudes agresivas hacia otros seres humanos, interiorizadas desde la niñez, que afectan a la sociedad entera.

Normalicemos el respeto, como lo han hecho los jóvenes del siguiente video:

(1) El barómetro de tendencias entre los jóvenes de 15 a 29 años en España (www.fad.es) muestra que mientras las mujeres avanzan hacia una percepción más igualitaria de las relaciones de pareja, en el caso de los hombres persisten las visiones tradicionales de género. Algunas estadísticas:

  • 10% de las mujeres y 20% de varones encuestados cree que la violencia de género no existe y que es solo un “invento ideológico”.
  • El 24% de los varones encuestados piensan que aunque la violencia de género está mal, siempre ha existido y es inevitable (frente al 15% de las mujeres).
  • El 21% de las mujeres encuestadas manifiesta que su pareja ha insistido en tener relaciones sexuales cuando ella no quería (frente al 5% de los varones).
  • El 27% de los varones cree que la mayoría de las mujeres quiere formar un hogar y tener hijos (frente al 16% de las mujeres).
  • Un 31% de las mujeres que viven en pareja declaran hacer ellas solas las tareas domésticas, frente al 14% de los hombres.

Fuente: https://www.fad.es/wp-content/uploads/2021/09/PresentacionBarometroGenero_290921.pptx.pdf

(2) Estudios acerca de la socialización machista. https://core.ac.uk/display/51393528?utm_source=pdf&utm_medium=banner&utm_campaign=pdf-decoration-v1

(3) Estas son las palabras: «Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas. Sois unas putas ninfómanas. Os prometo que vais a follar todas en la capea, ¡vamos Ahúja!». Luego se encienden todas las luces del edificio y, en cada ventana, grupo de jóvenes chillan como animales. El video: https://youtu.be/Fjgb-El4QQ8

20 comentarios sobre “Opinión: Normalicemos el respeto

  1. Y de repente, que una actitud vergonzosa se haga presente, podría provocar un cambio, otra pequeña modificación de un uso a menudo disculpado. Como otros tantos pequeños pasos en pro de la libertad. ¡Que de eso se trata! Un abrazo.

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  2. Una reflexión magnífica que suscribo de cabo a rabo. El respeto en general, y desde chicos, a cosas elementales. Si dejamos que ya en la escuela los padres le digan a los profes que te pasas cuando les haces seguir unas normas, que son de convivencia, y eso no se entiende, no esperemos que lleguen a los 20 respetando nada que no sea su voluntad

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    1. Terrible como lo tienen los profesores. No solo que les es difícil educar a sus alumnos en áreas no académicas por la constante interferencia de los padres, sino que ellos mismos son blanco de faltas de respeto atroces. El bullying en los colegios sigue siendo normal porque los padres retrógrados insisten en que es parte de las experiencias que los hacen adultos. En fin, hay que seguir trabajando. Gracias por comentar, Manu.

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  3. No puedo estar más de acuerdo. Normalizar el respeto es el reto. Y no seguir permitiendo como «normal» lo contrario al respeto. La labor pedagógica es enorme, difícil y a largo plazo, pero no imposible. Estas generaciones de jóvenes, «mal» educados por padres que «también» son jóvenes, nos muestra que el problema se ensancha porque no se puede recibir buena educación, de padres que tampoco están educados. Estos hijos y padres jóvenes siguen viendo a la mujer como nuestros antepasados. Entonces algo falla. Y lo que falla es la educación y el respeto.

    En mi opinión, el movimiento hacia el cambio debe ser liderado por hombres comprometidos con el problema y que eduquen en todos los niveles de la sociedad a los hombres jóvenes que van detrás, con el apoyo de las mujeres por supuesto.

    Pero nunca a la inversa, porque hay un gran porcentaje de esta sociedad que no respeta el movimiento de los derechos liderados por mujeres porque piensan que todo esto del feminismo no es otra cosa que la idea de «cuatro locas». Si hubieran más hombres al frente de esta lucha, el género masculino joven cambiaría su tendencia y esta sociedad sería más igualitaria y respetuosa. Siempre he pensado que en los movimientos feministas, manifestaciones, etc, hay escasez de hombres. Y somos nosotros los que tenemos que estar en primera línea frente a toda esta lacra. Es nuestra responsabilidad si queremos ver a las mujeres respetadas, reconocidas y seguras en esta sociedad depredadora.

    Gracias Paula por este post.

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    1. Totalmente de acuerdo. El 20% de los varones y 10% de las mujeres, gente joven de 15 a 29 años, cree que la violencia de género es una invención. Me preocupa que se observa un retroceso y quizás no es solo por la presencia recalcitrante de ultraconservadores, sino porque los políticos usan el tema como mejor les conviene. El de derecha sale a decir que los de izquierda quieren un estado comunista totalitario en que no existe libertad de expresión, «los chicos ya ni pueden divertirse». El de izquierda sale a insultarlos diciendo que son todos unos violadores. Se pierde el hilo de los que importa: educar a los jóvenes en el respeto. Pero si los adultos no respetan, qué se puede esperar.

      Los movimientos feministas deben ser más integradores: la gran mayoría de hombres están de su lado, pero necesitan, como bien dices tú, unirse. Esta no es una lucha de mujeres contra hombres, como lo quieren hacer ver los de extrema derecha, es una lucha contra la socialización machista.
      Me alegra muchísimo ver a otros jóvenes inteligentes y maduros que repudian lo que ha sucedido y trabajan por el respeto.

      Muchos saludos, Roberto.

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      1. Esto que dices es muy importante y estoy de acuerdo. Todo lo que toca la política, acaba reventado. Sea cual sea la ideología. Por otro lado, como bien dices, esta no es un lucha de sexos, y tu apunte de que afortunadamente hay jóvenes que trabajan por el respeto, hay que tenerlo en cuenta también. Buen día!!!

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    1. Hola, Mayte. Un verdadero horror. A mí lo que más me sorprendió es la reacción de la gente que defiende el comportamiento de los estudiantes de Ahuja, llamándolo una broma, un juego, una cosa de chicos. Y la típica protesta: que no hay libertad. Si todos hubiéramos salido a condenarlo y se toman medidas, perfecto, pasemos a otra cosa, pero la resistencia de este grupo ha sido brutal. Muchos saludos!

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  4. «El repudio social, que es respetuoso, informado y proporcionado, actúa como una socialización paralela.» Aplaudo hasta con las orejas. No puedo estar más de acuerdo, desde el título hasta la frase final. Y me parecen deprimentes y demostrativos de una ignorancia palmaria esos rebrotes machistas que parecen ponerse de moda de nuevo. No podemos bajar la guardia.

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