Reseña: 1984, de George Orwell La ortodoxia es la inconsciencia

1984 nos presenta un mundo distópico en que rige el totalitarismo, pero en lugar de una trama continua de suspense, Orwell va introduciendo sus ideas a través de descripciones, transcripciones del «libro prohibido» y el uso de frases que encapsulan la esencia del totalitarismo. Resulta por ello una mezcla de novela y ensayo.

En la primera parte del libro, el autor describe este mundo a través de escenas en que Winston Smith, el protagonista, sufre los estragos del régimen: el miedo, la opresión y la pobreza. Lo vemos escribiendo un diario a pesar de su terror, participa en mítines eufóricos en que se ovaciona al Gran Hermano, bebe una repugnante ginebra como única compensación… Winston, deshumanizado, está dispuesto a cometer atrocidades él mismo.

En la segunda parte, Orwell nos da a conocer la ideología detrás de esta realidad monstruosa, introduciendo transcripciones del «libro prohibido». Empieza a narrarnos el por qué. Esto altera la forma natural de una novela, pero despierta la curiosidad del lector. En la parte final, la más cruenta, el protagonista y el lector son llevados a un extremo.

1984 no provee una explicación completa de los factores que conducen a este estado ni las respuestas de cómo protegernos. Sin embargo, el libro nos brinda la oportunidad de sumergirnos en el tema con una buena dosis de drama y otra de cuestionamiento.

1984 te permite capturar la esencia del totalitarismo a través de unas frases y nombres memorables cargados de verdad. Así, tenemos los eslóganes: (1) La guerra es la paz, (2) La libertad es la esclavitud y (3) La ignorancia es la fuerza, ideas que siguen resonando hoy, lamentablemente. Persuadiendo a la población de que la guerra es imperativa o que existe un peligro inminente, se mantiene la paz y unidad interna. La premisa de que el exceso del individualismo causa el caos social lleva a coartar la libertad. Cuanto más ignorante sea la población, más fácil es manipularla.

Fuente: Unplash

A través de palabras irónicas, Orwell encapsula la realidad. El Gran Hermano evoca una figura familiar y humana revestida de preocupación por sus hermanos menores. En realidad, es una gran fuerza invisible que abusa de su poder. El Ministerio de la Verdad falsifica la realidad. El de la Abundancia reparte pobreza. El Ministerio del Amor tortura. Orwell introduce incluso un lenguaje nuevo, la Neolengua, que elimina la vaguedad y la belleza del lenguaje con el fin de reducir el pensamiento a su función básica. Porque la «ortodoxia es la inconsciencia».

Es como si Orwell, después de haber identificado y estudiado cada pieza de esta realidad monstruosa, hubiera dedicado tiempo en acuñar el nombre que nos permite aprehender su realidad. El libro es más que una descripción de un estado totalitario: es la denuncia de su esencia.

El autor nos lleva a extremos para que entendamos la obsesión del totalitarismo por controlar la consciencia humana. No basta con perseguir y eliminar al revolucionario. No basta con hacer confesar al hereje. Eso hacían la inquisición y las policías secretas ―fascistas o comunistas―. En 1984, el proceso de control es extremo: el objetivo es que, de mente y corazón, ames al Gran Hermano. Dirás que eso es imposible porque nadie puede suprimir tu consciencia. ¿Estás seguro de ello?

El por qué no queda claramente dilucidado. Si fuera el poder por el poder mismo, bastaría con perseguir y ejecutar a la oposición. Si es fanatismo, se creería de verdad en la visión, pero los dirigentes del Partido violan las reglas impuestas y gozan de privilegios. Megalomanía… Sadismo… Quizá.

Orwell escribe: «… no basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infligir dolor y humillación». ¿Es esta obsesión producto del miedo a la soledad y a la muerte? ¿Una búsqueda obsesiva de inmortalidad? Orwell expone a través de un personaje siniestro:

«El ser humano es derrotado siempre que está solo, siempre que es libre. Ha de ser así porque todo ser humano está condenado a morir irremisiblemente y la muerte es el mayor de todos los fracasos; pero si el hombre logra someterse plenamente, si puede escapar de su propia identidad, si es capaz de fundirse con el Partido de modo que él es el Partido, entonces será todopoderoso e inmortal».

Es tarea del lector seguir investigando*. 1984 te insta a preguntar: ¿cómo y por qué emergen y persisten estos Estados totalitarios o autocráticos? ¿Estamos en riesgo? ¿Cómo proteger nuestras democracias?

Hoy vivimos en la era digital. La internet y las plataformas sociales, con su alcance instantáneo y viral, sin mayores restricciones o regulación internacional, están al servicio tanto de aquellos que quieren construir como los que quieren destruir.

Por un lado, estamos bajo el radar del «benigno» Gran Hermano Tecnológico que reúne y analiza información acerca de nuestros gustos, posiciones políticas y preferencias varias. Las Corporaciones ―entes que declaran también estar a nuestro servicio― usan las herramientas para llegar a nuestro pensamiento con el único fin de que consumamos, convirtiéndonos en zombis adictos y compulsivos consumidores.

Por otro lado, las redes también está al servicio de oscuras entidades que difunden desinformación con el fin de afectar nuestra percepción de la realidad, polarizar e interferir con nuestros procesos democráticos. Bombardeados con un flujo inmanejable de desinformación, poco a poco, dejamos de confiar en las instituciones democráticas, la prensa, la ciencia… Estamos siendo manipulados con técnicas psicológicas de marketing y persuasión.

Aunque sería una exageración decir que los riesgos son inminentes, nuestra sociedad y democracia están siendo alterados por algoritmos invisibles que están llegando a tu consciencia. Quien sea que esté financiándolo controla el Poder. Su objetivo: que lo ames.

Abre los ojos, protege tu mente; no caigas en la red de la desinformación y la manipulación.**

Fuente: Pixabay

Notas:

Puedes descargar el libro gratis en https://freeditorial.com/en/books/1984

*Otro libro que presenta un Estado totalitario en una sociedad distópica es Un mundo feliz, de Aldous Huxley, en que el objetivo también es suprimir la consciencia humana, pero el condicionamiento no se logra a a través del dolor y la humillación, sino por el método contrario: las drogas y el placer, aspecto que aplica a la sociedad moderna. Puedes leer la reseña aquí: https://paulaemmerich.home.blog/2021/08/08/resena-un-mundo-feliz-de-aldous-huxley-sufrimiento-o-hipnosis-que-prefieres/

** Después del brutal ataque de Rusia a Ucrania, me duele confirmar que el totalitarismo sigue siendo una amenaza patente. Aunque el nivel de propaganda en Rusia no me sorprende, me alarma el grado de desinformación que existe en el mundo libre. Latinoamérica y otras regiones (en Europa ha habido manifestaciones a favor de Rusia) están siendo bombardeadas con noticias falsas por medios asociados con el Kremlin. Es imperativo proteger nuestras democracias de la desinformación que socava la objetividad sobre la que decidimos apoyar o no a nuestros gobiernos y sus políticas (a través de la regulación internacional, la educación ciudadana y la responsabilidad individual).

16 comentarios sobre “Reseña: 1984, de George Orwell La ortodoxia es la inconsciencia

  1. Yo. lo que prefiero, es entender algo de lo que pasa. Una vez más creo que si nos limitamos a interpretar los determinantes subyacentes a los comportamientos autoritarios solamente en función de la evidencia que proviene de las ciencias sociales, sea a través de la literatura o de las descripciones históricas, no llegaremos muy lejos. Si Orwell o Huxley o todos los que han producido ensayos semejantes posteriormente no han contestado a las preguntas clave es porque no han tenido en cuenta suficientemente la base adaptativa del comportamiento humano, es decir, de su evolución biológica. Se sigue sabiendo relativamente poco de esto y divulgando apenas nada. Seguramente ya no nos de tiempo de entrar en ello.

    Le gusta a 3 personas

    1. En efecto, la ramas de la biología, la neurología y la psicología, que han avanzado tanto, pueden explicar qué pasa en el cerebro y en los sistemas integrados del cuerpo, por ejemplo, bajo un proceso de brainwash, bajo el terror o en posiciones de poder. Los factores económicos también están de por medio. Un tema ciertamente complejo. Lo que me preocupa es que el modelo democrático está amenazado no solo por fuerzas oscuras, sino por la desilusión del individuo que vive en la sociedad democrática (por pobreza, por aislamiento, por miedo a la libertad, etc.). En la ausencia de mejor alternativas, hay que defenderlo y mejorarlo.

      Le gusta a 3 personas

  2. El estalinismo fue la inspiración directa para «1984». Este libro sigue arrojando luz sobre nuestro presente. Para entender cómo hemos llegado hasta aquí, el libro que te recomiendo es «Los orígenes del totalitarismo», de Hannah Arendt. Es una obra realmente esclarecedora.
    Una reseña excelente, Paula. Saludos 🙂

    Le gusta a 2 personas

  3. Hablas de proteger a la Democracia de sus enemigos, cierto, pero no a costa de transformarla en otra cosa. Toda esa ola de desafecciones que la minan, deben de ser tenidas en cuenta y asignar recursos e información veraz para defenderla. Esas manifestaciones de apoyo a Rusia (creo que han sido en Serbia), allí tienen una herida muy profunda y reciente que tardará en cicatrizar. También he leído algún artículo sobre la «indiferencia» del mundo árabe con el conflicto que estamos viviendo en Europa…Muchos temas candentes que hay que trabajar para que todo lo que ocurre en el mundo sea considerado de manera global…Un afectuoso saludo Paula

    Le gusta a 3 personas

    1. Sí, es un tema complejo (el de la fragilidad democrática) y las soluciones no son claras. Como bien sugieres, la desinformación dependerá del punto de vista (por eso la censura no parece ser una solución y favorece al que es censurado). Sin embargo, es un problema real y que es explotado fácilmente porque hurga en las emociones de las personas. Así, entiendo que los serbios o árabes tengan una posición negativa hacia los EE. UU.. Lo que no comprendo es que se le desee el mismo sufrimiento a un pueblo inocente, al menos que crean que Putin está liberando el Donbas o que OTAN es el agresor.

      El problema de esta tergiversación es que se va socavando la unidad e integridad de los países democráticos. Así, me alarma pensar que Le Pen tiene posibilidades de ganar en Francia (quien es de extrema derecha, una abierta admiradora de Putin y sus políticas, y ha declarado que no apoyará las sanciones, entre otras políticas controversiales).

      No soy una especialista en la materia así que no sé cuáles son las soluciones, pero me preocupa la emergencia de la derecha extrema en Europa y el descontento social que es explotado (Brexit es otro ejemplo, cuyas últimas políticas implican enviar a los refugiados de Afganistán a Rwanda). Es este caos social que instiga políticas autoritarias. Coincido contigo que el tema es complejo y requiere entender diferentes puntos de vista e integrar múltiples áreas de especialización. Gracias por comentar, Óscar. Tus contribuciones son siempre apreciadas y bienvenidas.

      Le gusta a 3 personas

  4. Sinceramente, me ha encantado tu reseña, tan llena de entendimiento y comprensión de lo que Orwell quería expresar sin descuidar la historia, poderosa y rebosante de ingenio e imaginación. De todos los libros distópicos que he leído este es sin duda mi favorito (con todo mi amor hacia Fahrenheit 451) y el que mejor ha sabido mostrarme el mundo presente habiendo sido escrito hace más de 70 años. Gracias por recordarme la lucidez de esta gran historia.

    Le gusta a 2 personas

    1. Sí, creo que Orwell invirtió sangre, sudor y lágrimas en esta obra. La parte final es desgarradora, te lleva a la consciencia tanto del abusador como del atormentado. Su afán por advertirnos de los peligros y de la atrocidad del totalitarismo quedará impregnado en mí por siempre. Me alegra que te haya gustado y gracias por tus cálidas palabras. Un afectuoso saludo.

      Le gusta a 2 personas

    1. Gracias, Ángel, por compartir la reseña. (Este es tu nombre, verdad? O prefieres Primobici? Suena a un pariente genial 😉.
      Dile a tu mami que, si no le gusta, que no se fuerce a leerla. 1984 no fue para mí una lectura placentera o fluida; la leí más bien con un interés intelectual. Me sorprendió mucho esa forma de representar el tema con un lenguaje especial y me atrapó la última parte. Nunca hay que sentirse mal porque no nos gusta algo que «aprecia todo el mundo». Hay cientos de libros que yo he dejado en las primeras hojas. La vida es muy corta para leer algo que no nos habla, así que debemos usar el tiempo sabiamente con otras joyas.

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s