El niño se ponía una enorme caja sobre la cabeza y pretendía ser el conductor de una locomotora. Las personas lo miraban encandiladas por los ruidos y gestos cómicos que hacía. «¿A dónde quiere viajar, señora?», preguntaba el niño. «Al Palacio de Fernán Núñez». «¿Y usted, noble señor?». «¡A los museos del Vaticano!». Todos imaginaban algún destino y se dejaban llevar por el entusiasmo del anfitrión.
«Queridos pasajeros, ¡cierren los ojos!, el trayecto va a empezar».
El cómplice robaba billeteras y el «tren» partía sin demora.
Escribe tu micro en cincopalabras.com, uniendo, sin cambiar el orden, LOCOMOTORA – PERSONAS – VIAJAR – PALACIO – MUSEOS

Construir una ilusión y aprovecharla para robar, se aplica a muchas cosas. Excelente relato!
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Exacto! El viejo truco del vendedor del aceite de serpiente… Gracias, Franco. ☺
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Micro chu-chú, de hinojos ante ti porque te quiero, y como la pasión es pasión te entrego mi corazón, róbalo, tuyo es, mío no.
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ja, ja! Te va a robar algo más que el corazón! (Chequea el bolsillo de atrás). Qué bello tu comentario 😊
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Gran maniobra de distracción, no he podido evitar la carcajada al final. Muy bueno. Saludos 🙂
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Gracias, Juan. La verdad que tuve que probar con varias líneas hasta encontrarle el giro. No me quedé muy satisfecha, pero me alegra que te haga sonreír. 😊
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Paula, has jugado con las palabras llevándonos donde has querido para robarnos una sonrisa. Buen micro, a pesar de que no hayas quedado satisfecha del todo.
Un saludo.
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Gracias, Ángel, por pasarte. Es que el humor es muy difícil de lograr, no? Me alegra que en este caso te haya hecho sonreír.
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Me encantó…
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