Microcuento kafkiano

«¡Es un truco, una ilusión!», pensé. Yo no creía ni en fantasmas ni en poseídos, aunque mi pericia en la materia era nula. Espié desde el zaguán… ¡La libélula seguía allí! Sentada en la sala, más larga que nunca, con las patas cruzadas y un pocillo de café. Hojeaba el álbum familiar como si fuera un pariente cariñoso. Me planté delante y le reconocí los ojos: ¡era mi mujer convertida en un insecto! Quise hablarle, pero yo zumbaba. ¡Paf! Me sacudió con un ala. Adolorido, me escondí en la carrasca. Ella a mí no me había reconocido… ¡Bzzz!

Escribe tu microrrelato en cincopalabras.com: ILUSIÓN – PERICIA – ZAGUÁN – LIBÉLULA – CARRASCA

8 comentarios sobre “Microcuento kafkiano

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