Un hombre atrevido la halaga con picardía. Ella baila voluptuosa, dejándose tocar por alguno. El pretendiente, consumido por celos, conquista a una inocente víctima. Juegos de amor, de apariencia inofensiva. Besos prohibidos y empellones con puños: meras maniobras para restablecer la dignidad. El viento helado petrifica a los testigos: yace la culpable en un charco de sangre. ¡Justa retribución por faltas de respeto! Fruslerías, insistirán los demás. El mediocre siempre encontrará excusas en su peligroso ardid: cada exhalo de su amada es un suspiro por algún hombre más digno.
Escribe tu micro en cincopalabras.com con
PICARDÍA – CELOS – AMOR – VIENTO – FRUSLERÍAS
Directo y afilado; saltaron chispas.
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Gracias, Joiel. Me alegra que te haya gustado.
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Inquietante relato, Paula.
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Gracias, Aurora. Usualmente, no me gusta matar a los personajes, pero esta vez fue inevitable. Se veía venir…
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A menudo existen pactos con la mediocridad y eso, como indica tu texto, es muy peligroso. Breve pero intensísimo relato. Enhorabuena. Abrazo.
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Gracias, Carlos. No hay como un mediocre celoso. O todos los celosos son mediocres? Dejemos la filosofía de un lado… Celos enfermizos es de locos. Gracias por pasarte y leer.
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Buen relato, más le valdría cambiar de pareja.
Un saludo y gracias por tu visita en Escribe Fino.
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Muy buena entrada; pones en blanco sobre negro lo que generalmente sucede con aquel que mide por apariencias, renegando de su esencia. Un cálido saludo.
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Final poco feliz..
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Se venía venir, lamentablemente.
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